jueves, 26 de agosto de 2010

LA CONTRARIEDAD EN LA DOCENCIA

La desigualdad social y la brecha existente en la distribución del ingreso colombiano, son temas que sin lugar a dudas perjudican notoriamente el desarrollo económico, tecnológico e investigativo, de los diferentes sectores económicos de nuestro país. Estos elementos combinados con la corrupción y la indiferencia de la clase política colombiana, llevan a que los problemas más graves de nuestra sociedad se agudicen. Es así como el tema de la educación va tomando relevancia, cuando se piensa en una salida viable y consistente a la problemática anteriormente planteada.
En consecuencia el presente se referiré a las bondades y perturbaciones que se han venido observando en materia de educación publica en Colombia, específicamente para los niveles de básica y media.
El primer aspecto que quisiera tratar es el que tiene que ver con la remuneración de los docentes, pues, si bien es cierto que los docentes en Colombia perciben un ingreso inferior a los promedios internacionales, también es evidente que algunos otros docentes devengan mas de 5 salarios mínimos al mes, producto de las pensiones otorgadas por los diferentes distritos o municipios del país, y aun así siguen ocupando plazas que bien pueden ser cubiertas por otros nuevos licenciados.
De igual forma en los últimos años se han venido creando algunos incentivos pecuniarios para nuestros maestros, que tienen como objetivo mejorar la competitividad en el quehacer pedagógico. De este modo podríamos citar ejemplos como el premio compartir al maestro o casos en que la misma empresa privada, incentiva el reconocimiento de los docentes por su valiosa labor.
Sin embargo el problema educativo en Colombia es mucho más de fondo que de forma, pues es evidente que los premios y reconocimientos llegan a algunos pocos.
En consecuencia los salarios de los maestros (Aquí me refiero a los maestros que laboran en la actualidad, y su salario no supera 2 salarios mínimos vigentes,) no pueden depender del ganarse un premio, considero que el sueldo de un docente debe ser coherente con la formación y años de escolaridad, siguiendo un escalafón coherente a la administración publica y no al escalafón docente, pues si hacemos un comparativo muy rápido a través de las instituciones universitarias y de sus programas de formación, es fácil percibir que las licenciaturas son las carreras profesionales que mayor tiempo requieren para conseguir la titulación, es así como un administrador de empresas, un economista o ingeniero, puede titularse en menos tiempo que un licenciado en química, matemáticas o idiomas, castellano. Sin embargo la remuneración asignada a un cargo profesional de carrera administrativa, es cuatro o cinco veces mayor que el de un docente.
Es así como el maestro de escuela o del colegio debe nivelar su salario con otras actividades, propias o no a su profesión, por ello es fácil observar al docente trabajando de 6:00 am a 12:00 del medio día, en colegios privados para luego continuar con su jornada laboral en la institución publica de 1:00 a 6:00 PM, evaluando claro esta la posibilidad de recibir algunas “horitas” de clase en una institución técnica o colegio nocturno.
Vemos entonces la transformación que se presenta del maestro a al dictador de clase, en donde cada estudiante es un código y no una persona, pues no existe el tiempo para verificar si la lección se aprendió o no, y mucho menos para planear o aplicar estrategias pedagógicas eficaces, de tal forma que la excelencia académica y la formación de calidad queda rezagada por las necesidades económicas de un docente mal remunerado, es aquí donde la revolución educativa se queda en un muy buen lema de una campaña presidencial y no en una realidad.
La problemática descrita anteriormente se agrava con los procesos que adelanta la administración pública en Colombia, puesto que los objetivos que a veces se eligen en un plan de desarrollo, no son bien escogidos, este es el caso de los proyectos educativos de algunas de las administraciones publicas colombianas, que han pretendido solucionar el problema educativo en el país, a través de incrementar la cobertura y no en el mejoramiento de la calidad.
Otro problema fundamental ocasionado por la misma corrupción de la administración publica, y cobijado por nuestros mismos legisladores, es el hecho que el ejercicio docente cada vez requiere de menos vocación, y mas de padrinazgos políticos, es así como los procesos merito créticos de selección, nombramientos o ascensos, dependen del grado de influencia (palanca) política, o del numero de votos que le puede llegar a proporcionar al diputado de turno, esto con el agravante legal, el cual establece que las plazas docentes para la formación básica y media, pueden ser cubiertas por profesionales de distintas disciplinas, como ingenieros, economistas, contadores, etc. En esta medida las instituciones educativas de primaria y bachillerato de nuestro país, tiene mas ingenieros que licenciados.
En consecuencia, el mercado laboral para el licenciado, es cada vez más estrecho y competitivo. Lo que hace que el profesor que desee seguir siendo vigente en dicho mercado, deba capacitarse, realizando cuanto diplomado, especialización o maestría se ofrezca, sin embargo el resultado no se evidencia en una mejor calidad de la educación pública en Colombia, y mucho menos en el retorno de su inversión (mejoramiento del salario).

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